Las principales son:
–Babesiosis canina: es una enfermedad ampliamente distribuida a nivel mundial y es producida por un parásito sanguíneo que destruye los glóbulos rojos.
El cuadro clínico suele ser agudo y cursa con 2-3 días de anorexia, abatimiento, a veces con vómitos, y fiebre alta.
El síntoma más característico de la enfermedad es la orina oscura, debida a la destrucción de hematíes, y el color amarillento de las mucosas por el aumento de la bilirrubina.
El diagnóstico a tiempo es importante para conseguir la cura del perro.
Es importante saber que el parásito realiza el final de su ciclo en las glándulas salivares de la garrapata y se ve estimulado por la alimentación de esta.
Por ello, una garrapata no inocula la infección hasta que no lleva 48–72 horas alimentándose sobre el perro, lo que es importante para que hagan efecto los antiparasitarios.
Hay perros inmunes a la enfermedad y otros sensibles.
Sabemos que los perros jóvenes –entre los 2 a 8 meses– son más sensibles que los adultos.
–Enfermedad de Lyme: está causada por un microorganismo llamado borrelia, y se considera la enfermedad humana transmitida por garrapatas con mayor importancia a nivel mundial.
Esta enfermedad es transmitida por un tipo de garrapata que se encuentra distribuida por todo el norte de la península, la zona húmeda y fresca.
La enfermedad cursa de nuevo con apatía, inapetencia y fiebre, aunque los principales síntomas son cojeras, rigidez de los miembros y dolores articulares en los perros afectados.
El tratamiento se realiza con antibióticos.
–Ehrlichiosis canina: enfermedad transmitida también por la garrapata común del perro.
Esta enfermedad está distribuida por toda España, incluidas Canarias y Baleares. Como ejemplo, en la Comunidad de Madrid el 6,5 % de los perros son seropositivos (han estado en contacto con la enfermedad).
El cuadro clínico incluye apatía, anorexia, fiebre, pérdida de peso, hemorragias, aumento del tamaño del hígado y bazo, y afección de los ganglios linfáticos.
También pueden verse afectados los ojos, con conjuntivitis y hemorragias. No obstante, el cuadro clínico es bastante inespecífico, aunque lo más destacable pueden ser las hemorragias, a veces como simples manchas rojas en la piel y mucosas (petequias).
El tratamiento es a base de un antibiótico, la doxiciclina, durante un periodo de tiempo largo.