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¿Está mi perro enfermo? ¿Cómo puedo saberlo?

Tienes un perro y se comporta de forma extraña, sospechas que algo no va bien  y es posible que no sepas cómo saber si está realmente enfermo.

A continuación te dejamos  algunos síntomas de enfermedad, como los vómitos o la diarrea, que  pueden ser evidentes, aunque otros muchos comportamientos vinculados a una enfermedad son difíciles de identificar si no se sabe qué buscar. A continuación, describimos algunas situaciones y signos que pueden ayudarte a averiguar si tu perro podría estar enfermo, y cuándo deberías considerar ponerte en contacto con tu veterinario.

No comer

La mayoría de los perros rara vez dicen que no a un alimento o a un premio especial, sobre todo si se lo pones delante. Si tu perro no come con el ánimo habitual, debes comenzar a prestar mayor atención. Hay muchas cosas que pueden hacer que un perro deje de comer, como las náuseas, el dolor de muelas, la ansiedad, las infecciones víricas y el dolor de estómago.

Pasarse el día acostado

Si notas que tu perro duerme más, se queda atrás durante sus paseos, no se interesa por el juego o no juega tanto como antes, es posible que algo vaya mal. A veces, simplemente hace demasiado calor fuera para jugar y hacer ejercicio. Cuando suben las temperaturas, los perros son por naturaleza un poco más perezosos. Por otro lado, si no hace calor, este comportamiento indica que puede haber algo más.

Hay muchas cosas que pueden causar la pérdida de energía en un perro. Cualquier tipo de infección, ya sea vírica, bacteriana o fúngica, puede provocar una pérdida de energía. Las enfermedades cardiacas o los problemas respiratorios de cualquier tipo pueden hacer que un perro se sienta cansado. Los trastornos hormonales, como un nivel bajo de la tiroides, pueden causar un mayor letargo. La obesidad puede hacer que el perro duerma más porque le resulta agotador desplazarse. La obesidad también puede conducir a enfermedades degenerativas de las articulaciones, dificultando aún más que puedan correr o jugar. Esto puede provocar una espiral frustrante en la que como tu perro tiene dificultades para hacer ejercicio, gana más peso y esto le lleva a poder hacer aún menos ejercicio. El cáncer, las enfermedades hepáticas, las enfermedades renales y las afecciones neurológicas como las convulsiones o la disfunción cognitiva canina (también conocida como enfermedad de Alzheimer canina) también pueden hacer que un perro se muestre cansado.

Si tu perro ya es mayor, piensa que su capacidad de movimiento puede ser menor debido a su avanzada edad. Si bien es cierto que los perros se mueven menos a medida que envejecen, esto no significa que deban dejar de moverse por completo. Los perros mayores (los que tienen siete años o más) todavía pueden moverse y hacer ejercicio. Si tu perro mayor no parece jugar como antes, merece la pena llamar al veterinario y que lo revise para descartar cualquier posible dolencia. A medida que tu perro envejece, es probable que tu veterinario quiera realizar pruebas adicionales para asegurarse de que se mantiene en plena forma.

El dolor también puede hacerse pasar por pérdida de energía. Los problemas gastrointestinales que causan dolor en el vientre pueden hacer que un perro actúe de forma letárgica, y si un perro tiene dolor por una enfermedad articular artrítica, el dolor puede manifestarse simplemente durmiendo más. En definitiva, un aumento del sueño o la pereza indica, sin lugar a dudas, un problema. Si dura más de un día, llama a tu veterinario. Siempre es mejor ser proactivo y llamar al veterinario que preguntarte durante días si tu perro está enfermo.

Beber mucha agua

Si notas que tu perro vacía constantemente el cuenco de agua, pide que le dejes salir más a menudo o tiene accidentes por casa, es posible que esté enfermo. Beber mucho debido a una sed excesiva se llama polidipsia. Algunas de las causas más comunes de la polidipsia son las anomalías hormonales, como la diabetes mellitus o el hiperadrenocorticismo, también conocido como enfermedad de Cushing. Las enfermedades renales y las infecciones uterinas graves también pueden hacer que un perro beba más. Si notas que tu perro bebe más de lo normal, no hace calor fuera y el comportamiento dura más de un día o dos, llama a tu veterinario y pide cita.

 Poder sentir sus costillas

La pérdida de peso puede ser difícil de detectar, especialmente si tu perro tiene el pelo largo. A veces, los propietarios no se dan cuenta de que su perro ha perdido peso hasta que el veterinario lo pesa. Los perros pierden peso por una de estas dos razones: o no están comiendo o absorbiendo suficientes nutrientes, o están quemando demasiadas calorías. El cáncer, la diabetes, las enfermedades hepáticas y renales, así como otras enfermedades, provocan la pérdida de peso. Si notas que las costillas o las caderas de tu perro sobresalen, entonces podría estar enfermo y debería ser examinado por tu veterinario.

La mejor manera de saber si algo va mal es conocer el comportamiento normal de tu perro, incluyendo sus patrones de alimentación, bebida, orina y defecación, así como el aspecto normal de sus heces y su nivel normal de energía. Cuando acaricies a tu perro, tócalo por todas partes y busca cualquier cosa fuera de lo normal, como sarpullidos o bultos. También puedes evaluar el peso de tu perro analizando una serie de signos físicos como el grosor de la cola, la visibilidad de las costillas o el ancho de la espalda.

Tú conoces a tu perro mejor que nadie, y si algo te hace pensar que le pasa algo o que está enfermo, confía en tu instinto y recurre a tu veterinario.

 

¿La leishmania se cura?

La leishmaniasis del perro no tiene cura, pero con un tratamiento adecuado el perro puede tener una buena calidad de vida

Una alimentación de buena calidad, el tratamiento apropiado, así como los controles para prevenir nuevos brotes de la enfermedad, son las pautas que hay que seguir para mantener a raya esta dolencia en el perro.

El tratamiento específico y único de la leishmaniasis en el perro no existe. Cada caso es distinto y puede afectar a diferentes órganos del cánido y en distinto grado. Por lo tanto, será el veterinario quien determine el tratamiento más adecuado para el animal, pero siempre con un objetivo: lograr el mayor grado posible de calidad de vida para el perro.

La leishmaniasis del perro puede controlarse con el tratamiento veterinario adecuado y una alimentación rica en omega 3

La leishmaniasis canina puede ser cutánea o visceral. En el primer caso, el diagnóstico de la enfermedad es menos grave que en el visceral y afecta sobre todo al funcionamiento renal. Y en ambos casos, precisa de controles de por vida para detectar posibles rebrotes. Por ello, las medidas preventivas antiparasitarias, como mantener a raya a los mosquitos transmisores de la enfermedad, son la mejor de manera de evitar que el perro contraiga la leishmaniasis.

La leishmaniasis es una enfermedad de origen parasitario, por lo que debe combatirse desde dos frentes: contra el insecto y contra los propios síntomas asociados a la dolencia, como lesiones en la piel del perro, pérdida de peso y falta de apetito en el perro, lesiones oculares, cojeras, anemia o fallo renal, entre otros.

El tratamiento para paliar los síntomas de la leishmaniasis puede durar semanas, y se puede conseguir mitigarlos, pero el parásito siempre permanecerá en el perro. Los síntomas pueden reaparecer, y entonces hay que repetir el tratamiento contra la dolencia.

Existen distintos medicamentos para tratar los síntomas de la leishmaniasis. El perro que padece leishmaniasis no necesita tratamiento en determinados momentos, cuando los síntomas de la enfermedad están bajo control.

Además, determinadas circunstancias pueden desencadenar un brote de leishmaniasis o, por el contrario, pueden mantener a raya la enfermedad. Una alimentación de calidad para el perro (pienso de gama alta) o incluso específico para los perros que padecen la enfermedad ayuda a mantener en forma sus defensas.

Perro enfermo de leishmaniasis, ¿cómo evitar recaídas?

Nunca se consigue eliminar del todo el parásito que provoca la leishmaniasis en el perro. Por ello, son necesarias las revisiones veterinarias que detecten posibles rebrotes de la enfermedad.

Un perro con leishmaniasis puede volver a contagiarse con la picadura del mosquito que transmite la enfermedad

Además, existen situaciones que pueden reavivar los síntomas, como el cáncer en el perro. Por eso, si se quieren paliar los signos de esta dolencia, hay que procurar que el animal no enferme y valorar las consecuencias de realizar una operación quirúrgica.

El frío también puede resultar el desencadenante de un nuevo brote. Sobre todo, si duerme a la intemperie, a temperaturas muy bajas para él. Y es que cualquier factor que provoque una bajada de las defensas del animal enfermo puede reactivar los síntomas de la leishmaniasis.

Fuente consumer ( editado )

 

 

 

Demencia senil en perros

El envejecimiento comporta cambios progresivos e irreversibles en los órganos del cuerpo, incluyendo el cerebro, que pueden causar alteraciones en el comportamiento de los perros.

La artrosis, y la pérdida de agudeza visual y auditiva, son ejemplos de estos cambios progresivos experimentados por los perros mayores. Cuando se producen cambios del comportamiento del perro como consecuencia de estos aspectos, la exploración física y las pruebas de diagnóstico habituales que realiza el veterinario permiten detectar su posible origen.

ALZHEIMER EN PERROS

El envejecimiento del cerebro, también ocasiona alteraciones específicas del comportamiento. El perro puede sufrir problemas relacionados con la memoria, los procesos de aprendizaje, y el estado de alerta y respuesta a estímulos. En estos casos, podemos hablar de demencia senil en perros. Estos cambios suelen sucederse de forma progresiva, principalmente a partair de los 10 años de edad del perro. No siempre se manifiestan todos a la vez. Se calcula que más de un 50% de los perros de 15 años presenta, al menos uno, de estos signos. En muchas ocasiones, el propietario atribuye estos cambios al simple proceso de envejecimiento, pero la aparición de varios signos al principio de la etapa sénior, unido a una progresión más rápida de lo habitual, pueden ser reflejo de un problema específico llamado “síndrome de disfunción cognitiva” del perro. El síndrome de disfunción cognitiva se contempla como un proceso análogo al experimentado por las personas que sufren la enfermedad de Alzheimer. A día de hoy, se desconoce la causa exacta de este síndrome, aunque podría haber factores genéticos implicados.

 

Como ocurre con otras enfermedades, el diagnóstico precoz es muy importante, porque permite corregir o mejorar alguno de los signos, y frenar el deterioro irreversible que sufre el cerebro del perro. Por ello, aunque te parezca que lo que le ocurre a tu perro mayor es completamente normal debido a su avanzada edad, merece la pena que se lo comentes al veterinario durante las visitas periódicas.

SÍNTOMAS DE ALZHEIMER EN PERROS

Además de la falta de memoria, la lentitud para aprender nuevas tareas, y la falta de respuesta a estímulos, tu perro puede experimentar desorientación, dificultad para seguir las rutas de paseo, menos deseos de jugar, falta de apetito, alteraciones en los horarios de sueño y vigilia, mayor irritabilidad, incontinencia fecal y urinaria, olvido de las normas de la casa, y otros. Ante la sospecha de padecimiento del “síndrome de disfunción cognitiva”, es probable que el veterinario le realice a tu perro una exploración física y neurológica, y solicite pruebas específicas para descartar otras enfermedades que podrían explicar alguno de los síntomas experimentados por tu perro.

El tratamiento de la demencia senil en perros se centra inicialmente en el enriquecimiento ambiental, y en la estimulación física y mental del animal. Se ha estudiado que estos ejercicios, unidos al enriquecimiento ambiental frenan el deterioro del cerebro y mejoran los síntomas. Es habitual utilizar rutinas diarias de juego, ejercicio y adiestramiento, así como recurrir a juguetes que requieran la práctica de la memoria de tu perro.

En algunos casos, el veterinario puede recomendarte el uso de algún medicamento que permita mantener la circulación sanguínea adecuada en el cerebro de tu perro, o que disminuya la concentración de radicales libres y aumente la de algún neurotransmisor, con el objetivo de mejorar alguno de los signos y frenar su progresión. A parte de los medicamentos, el veterinario te recomendará una dieta equilibrada, formulada específicamente con niveles elevados de vitaminas antioxidantes y antiinflamatorios naturales, que puede ayudar a mejorar las funciones cognitivas del perro. Además, debido a que el cerebro suele usar la Glucosa como combustible preferente para poder realizar sus funciones, y el envejecimiento puede dificultar el uso de la Glucosa como combustible, la ingestión de determinados ingredientes permite obtener sustancias que el cerebro utilizará como fuente de energía alternativa a la Glucosa, mejorando así el rendimiento de tu perro.

Una vez diagnosticado el “síndrome de disfunción cognitiva”, el veterinario te marcará un calendario de visitas periódicas para poder realizar un seguimiento de la enfermedad. Si tu perro está estable, bastará con dos o tres visitas anules. En el caso de que detectes nuevos síntomas o alteraciones en el comportamiento de tu perro, es aconsejable que adelantes las visitas para que el veterinario puede actuar con la anticipación necesaria.

 

 

 

Fuente Purina